Esta historia se repite una y otra vez, presentando siempre un trasfondo común que es el fracaso escolar, el cual a su vez repercute en la personalidad del niño con diversos trastornos emocionales que muchas veces se confunden con trastornos de conducta. En realidad estos trastornos se derivan de la impotencia que siente el alumno que no puede aprender a pesar de sus esfuerzos. El sabe que algo extraño sucede pero nadie le explica la causa de este impedimento. Muy por el contrario, siente que nadie lo comprende y que los adultos le exigen esfuerzos que no puede realizar.
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